La parábola de los dos deudores es una de las parábolas de Jesús, que aparece en Lucas 7:36-50, donde Jesús explica que la mujer que lo ungió lo ama más que el anfitrión, debido a que sus pecados han sido perdonados.
Hay escenas similares de personas ungiendo a Jesús encontradas en Mateo 26:6-13 y Marcos 14:3-9. A su vez, esta parábola es similar a la Parábola del siervo despiadado.
Pasaje
La parábola, junto con su contexto, es la siguiente:
El denario era una moneda con la cual se pagaba una jornada diaria de trabajo.[1] En la tradición católica la mujer es identificada como María Magdalena, aunque la Iglesia ortodoxa y generalmente las protestantes discrepan.[2] Para los estándares de la época, Simón había sido de hecho un mal anfitrión: como mínimo, debió ofrecerle a Jesús agua para lavarse sus pies polvosos; y darle un beso hubiese sido una cortesía normal.[3]
Interpretación
La parábola fue usada para enseñarle a Simón a ver a la mujer de la forma en la que Jesús lo hace. La descripción de la mujer da a entender que es presuntamente una conocida prostituta,[4][5] aunque algunos discrepan. Al responder a los pensamientos de Simon, Jesús demuestra tener las habilidades proféticas de las que duda el fariseo, mientras que la parábola invita a Simón a reconsiderar el significado de las acciones de la mujer y a verla como la ve Jesús: como una mujer llena de amor.[6][7]
Juan Calvino escribió sobre esta parábola que Jesús no pone al amor como la causa del perdón, sino como la prueba de éste:
«La similitud es tomada del caso de un deudor, al cual se le ha perdonado una deuda de 500 centavos. No dice que la deuda es perdonada porque amó mucho, sino que amó mucho porque fue perdonado […] Ese amor es una expresión de gratitud por el beneficio recibido.»[8]
Ambrosio de Milán, sin embargo, pone al amor de la mujer como la condición de su perdón:
«El hombre pecador debe desear el perdón, debe buscarlo con lágrimas y gemidos, debe buscarlo con la ayuda de las lágrimas de todas las personas, debe implorar perdón […] Debe sujetar los pies de la fe con sus brazos, besarlos, lavarlos con sus lágrimas, y no dejarlos ir, para que así el Señor Jesús pueda decirle: “Sus pecados que son muchos son perdonados, porque amó mucho.»[9]
La interpretación de Calvino parece ser la más respaldada por la naturaleza de la parábola y por el texto en griego, en el cual “porque amó mucho” puede ser interpretado como el resultado, en vez de la causa para ser perdonada.[7][10][11] Muchas traducciones modernas, tanto protestantes como católicas y en diversos idiomas, reescriben el versículo 47 para hacer dicha aclaración:
En el arte
Mientras la parábola raramente aparece en el capo artístico, existen numerosas representaciones sobre el ungimiento hechas por Sandro Botticelli, Antonio Campi, Dirk Bouts, Onofrio Avellino, Cigoli, Nicolas Poussin, Bernardo Strozzi, y Peter Paul Rubens, entre otros. En algunas pinturas, la mujer se muestra con una vestimenta amarilla, lo cual denota su profesión de prostituta[12]
La pintura Jean Béraud trajo la parábola al siglo XIX, con la prostituta arrepentida siendo representada por la famosa cortesana Liane de Pougy,[13] quien eventualmente se volvió terciaria dominica.[14]
La parábola es incluida en obras de misterio medievales y posteriores sobre María Magdalena,[15] como en la obra de Lewis Wager de 1550–1566.[16][17]
Véase también
- Parábolas de Jesús
- Milagros de Jesús
- Cronología de Jesús
- Ministerio de Jesús
Referencias
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Parábola de los dos deudores.
- Arte bíblico: la mujer pecadora (en inglés)




